La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas inicio el pasado Noviembre el expediente de declaración de la trashumancia como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Tal y como recoge BOE, la trashumancia en España constituye en la actualidad «un patrimonio vivo, pese a la gran reducción de la cabaña ganadera trashumante y de los cambios en esta actividad». En diversos espacios de la geografía española esta manifestación se sigue desarrollando de manera tradicional, con el desplazamiento a pie del ganado.
Además, reconoce que esta actividad ha «contribuido a conformar la identidad cultural de muchos territorios de España«, así como ha originado «un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, en la gastronomía y en toda la arquitectura relacionada con esta actividad».
De esta manera, la trashumancia ha sido tradicionalmente un «mecanismo de intercambios culturales» entre los diferentes territorios de la Península.
A través de la amplia red de vías pecuarias, cuya extensión cifra en 125.000 kilómetros, se produjo la transmisión de noticias y conocimientos, resultando que a lo largo de los diferentes territorios se genera una cierta homogeneidad cultural derivada de las interrelaciones sociales y culturales que este pastoreo producía.
Por otro lado, a pesar del «estado de deterioro generalizado de la red viaria», este espacio histórico de desarrollo de la práctica del pastoreo incorpora un «conjunto de valores de alto interés patrimonial».
También destaca sus características ambientales, al cumplir las vías pecuarias la función de corredores ecológicos. Al mismo tiempo, toda la red de vías pecuarias tiene en la actualidad un «fuerte potencial turístico y recreativo por su utilización para el desarrollo de actividades al aire libre».
Por todo ello, la actividad ganadera trashumante «ha aunado históricamente el aprovechamiento de los recursos naturales y el ganado mediante la denominada ‘cultura pastoril trashumante’, produciendo interrelaciones familiares, sociales, económicas, patrimoniales y biológicas, y modelando y contribuyendo a la cohesión y vertebración del paisaje peninsular».
Fuente: El Economista
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